Reseña: Drako
Drako es uno de mis juegos de mesa preferidos para dos jugadores. Se trata de un duelo asimétrico en el que un jugador manejará a 3 enanos armados con diferentes herramientas, mientras que el otro encarnará a un enorme dragón rojo.
El juego editado en España por Más que Oca tiene ya unos cuantos añitos, pero sigue funcionando a las mil maravillas y mantiene intacta una atmósfera absolutamente épica y mágica que, al menos a mí, me atrapa desde el mismo momento en que me pongo frente a ilustración de portada.
Un combate desigual
La propuesta de Drako resulta especialmente atractiva al ver que los dos bandos por los que podemos decantarnos son tan diferentes entre sí. La experiencia variará por completo si jugamos con los 3 enanos o si lo hacemos con el dragón.
El jugador que controle a los enanos deberá plantearse una estrategia más elaborada, jugando con las diferentes habilidades de cada uno de ellos y tratando de situarlos en las localizaciones apropiadas para emboscar al dragón. Contaremos con un enano armado con un hacha y su escudo, otro con un arco y el último con una red con la que podrá paralizar al dragón.
En el lado opuesto tenemos al dragón, más resistente y con bastantes habilidades: volar, aliento de fuego, mordisco… pero su desventaja numérica lo obliga a no poder concentrar demasiado tiempo sus ataques en un mismo lugar, o se verá rodeado rápidamente.
La sensación de agobio para el dragón estará muy presente durante toda la partida, mientras que, curiosamente, para los 3 enanos el tablero parecerá enorme en muchas ocasiones, especialmente cuando alguno de ellos caiga durante el duelo.
Las cartas que definen nuestra suerte
La mecánica del juego es sencilla. Cada bando tendrá su propio mazo de cartas y durante el turno de cada uno de ellos, el jugador deberá elegir una de estas dos opciones: robar dos cartas de su mazo o jugar una de las cartas en su mano para ejecutar la acción indicada. Estas acciones pueden incluir ataques o movimientos. Cuando nuestro oponente nos ataque, también podremos usar cartas de defensa para contrarrestar el daño.
Los enanos tienen unos puntos de daño limitados, cuando uno de ellos reciba los golpes suficientes para agotarlos, deberemos retirar su miniatura del tablero y continuaremos jugando con los restantes.
Drako logra trasladarte durante 30 minutos a un solitario valle donde 3 enanos cazadores y un dragón se baten en duelo mortal.
El dragón en cambio tiene muchos más puntos de vida, y están divididos en diferentes zonas de su cuerpo, siendo la principal su coraza. Cuando logremos reducirla, podremos dañar sus alas, para evitar que vuele, su boca para eliminar su aliento flamígero o sus patas para reducir su desplazamiento.
Eso es todo. Como veis, las reglas pueden explicarse en un minuto, pero la chicha que encierra el juego es enorme, hasta el punto de que casi podríamos definirlo como un ajedrez en miniatura.
La duración de las partidas ronda la media hora, y concluye cuando el dragón muere, cuando los 3 enanos son abatidos o cuando el mazo de cartas de los enanos se agota.
Un cuento clásico hecho juego de mesa
Uno de los detalles que más me gustan de este juego es el apartado artístico, que le viene como un guante. Sus ilustraciones me recuerdan a las de los relatos de fantasía medieval más clásicos y me resultan una auténtica delicia. Mención especial al tablero y ese pedregoso valle donde se desarrollará todo el combate.
No debemos olvidarnos de las 4 miniaturas que incluye el juego, detalladas y muy bonitas, otorgando a las partidas un plus de epicidad.
¿Una pega? A la caja le sobra espacio por todos lados, pero solo por ver la ilustración de portada a ese tamaño vale la pena el sacrificio de espacio en la estantería.
Conclusión
Me encanta este juego por su aparente sencillez pero enormes posibilidades. Por su arte y temática, de puro cuento fantástico. Y por sus protagonistas, esos tres valientes enanos y el temible dragón rojo, que tantos buenos ratos pueden darnos gracias a sus diferencias jugables en el tablero de juego.
Si buscas un juego a dos, rápido, divertido y facilísimo de sacar a mesa, dale una oportunidad a este Drako. Redondo en su sencillez.